Solo hace falta una libreta
y un bolígrafo.
Ha sido miedo
a encontrarme
un agujero negro de viento y lágrimas
que me pudiera arrastrar
a sufrir
por todas las incertidumbres
de una existencia
lo que me ha llevado a dejar
la pluma agarrotándose
perdida tras un armario
y el papel aprovechado
para anotar números cabales
como guerreros medievales que arrasan aldeas.