Rachel Corrie, de 23 años, fue asesinada el 15 de marzo de 2003 por el conductor de una aplanadora militar israelí, quien la atropelló y le dio muerte deliberadamente. Rachel se oponía a la destrucción de casas de familias palestinas en los territorios palestinos. Este es el homenaje que le rinde Stefano Costa.
Hace pocos días, en Gaza, perdió la vida una joven pacifista, Rachel Corrie, de sólo 23 años. Era una estudiante de la Universidad de Olympia (Washington), y pertenecía al movimiento por la justicia y la paz. Con su asociación pacifista, había organizado iniciativas en ocasión del aniversario del 11 de septiembre de 2001, en memoria de las víctimas del desastre y de la guerra en Afganistán. Este año, Rachel había decidido pasar de la teoría a la acción, partiendo a Israel, donde se había unido al grupo palestino Movimiento Internacional de la Solidaridad. Con esta asociación participaba en acciones para bloquear las excavadoras israelíes, que intentaban destruir las casas de los kamikazes y de sus familiares, en los territorios palestinos. A los amigos, en diferentes correos electrónicos, había escrito: “Abaten la casas aunque haya gente adentro, no tienen respeto por nada y por nadie”.
El 15 de marzo, en una acción en Rafah, en la frontera de Gaza, Rachel se encontraba con sus amigos para intentar oponerse a las demoliciones. “Estaba sentada en la trayectoria del bulldozer, el conductor la vio, continuó y le pasó por encima” declaró Joseph Smith, militante pacifista estadounidense. “La excavadora le echó tierra encima y después la aplastó” agregó Nicholas Dure, otro compañero. Rachel Corrie, de sólo 23 años, perdió la vida mientras defendía, con su propio cuerpo y sus ideas, el derecho de los ciudadanos palestinos a tener un techo y una tierra.
Las autoridades israelíes han dado diferentes versiones del suceso. Todas ellas desmienten la documentación fotográfica y a los testigos. La joven fue asesinada a sangre fría de forma bárbara, mientras se interponía de forma pacífica. Rachel y sus compañeros han denunciado que, cada día, decenas y decenas de casas siguen siendo destruidas en la frontera de Gaza, que los bombardeos han dañado los pozos de agua dulce en los campos de refugiados de Rafah y que los mismos no podían ser reparados por los trabajadores palestinos sin exponerse a las balas de los israelíes.
Muchas han sido las iniciativas en Olympia (Washington) y en Estados Unidos para recordar a Rachel. Este homenaje quiere ser un testimonio para no olvidar a Rachel, una joven pacifista que, con su coraje, quería poner fin a las injusticias que cada día se cometen en Palestina. En estos días y en estos meses se está movilizando el movimiento pacifista más grande que la historia haya jamás conocido. Rachel Corrie es seguramente el símbolo de este movimiento. Ella ha muerto en la lógica absurda y brutal de la guerra que todos nosotros, pacifistas, intentamos detener. Les pido que hagan circular este homenaje para dar a conocer el caso de esta joven, parte de su historia y parte de su empeño. Para que nos acordemos de que todavía está en curso el conflicto entre israelíes y palestinos, con muchas víctimas civiles inocentes en ambos países, y que se debe seguir presionando para que se encuentre una solución pacifista y duradera
Stefano Costa (Verdi Milano): xawcos@tin.it Traducido por Giuseppe Iula y Sergi Alvarez (Barcelona).
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