Sabedor de que la muerte acecha
me rindo en los brazos de la esperanza,
mecido en un universo de tinieblas
donde flotan las flores del paraiso
en el viento que viene del más allá
trayendo vida, dicha, colores para los atardeceres,
además de los puñales que degollan las almas,
dejando las carnes rojas al descubierto
para escarmiento de los necios.
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